viernes, 18 de enero de 2013

Despedida...

Recuerdo el día que me despedí de él.
Llovía mucho, y yo andaba bajo un paraguas de color rojo.
Me gustaba ese paraguas. Me gustaba pasear con él, y me regodeaba pensando que algún chico se enamoraría de mi al verme pasar con mi paraguas, y que dedicaría su vida para encontrar a la chica del paraguas rojo. Suena infantil, pero me gustaba ser la chica del paraguas rojo. Por eso lo llevaba.
Ese día iba cargada con el paraguas y una maleta negra.
Quedamos en la puerta de un bar llamado "Nomeolvides". Era un nombre adecuado a la situación, aunque no lo hicimos aposta, era el bar más próximo a la estación.
Era un día de verano, aunque el sol se había tomado unas vacaciones. Y la lluvia había empapado la maleta y los bajos de mis pantalones.
El me esperaba en la puerta, con la capucha de la sudadera puesta. Al verme sonrío.
Lo más curioso es que hicimos lo de siempre: hablamos, reímos y nos tomamos unas cervezas.
Cuando llegó la hora de irse, nos despedimos como si al día siguiente hubiésemos vuelto a quedar.
Pero entre en la estación y cogí el tren.
Y me fui...