¿Cómo puedes querer a la persona que más odias en el mundo?
¿Cómo puedo echarle de menos después de todo lo que me había hecho?
A veces deseaba que volviese a ser el mismo de antes, que me quisiera como antes y no antepusiera se "deber" a mí... ¿Era mucho pedir?
Odiaba todo lo que el creía solo por la sensación que aquello le había alejado de mí. Me lo habían robado. A la persona que más quería en el mundo, a la persona a la que le había entregado todo mi corazón y alma...
Él era mi motivo para luchar... y ahora, nada.
Silencio.
Vacío.
Oscuridad.
Ya no quedaba ni dolor.
Los besos ajenos se encargaban de succionar cada gota de su veneno que me mataba por dentro. Las caricias se encargaban de arrancar de cuajo las agujas clavadas y el calor de otros cuerpos erradicaba el frío de la soledad. Aunque eran efectos de corto plazo.
Por otro lado, sabía que él ya no volvería. El antiguo Art había muerto. El nuevo Art era una persona diferente aunque se disfrazase con los vestidos de luz.
Me pregunto que habría hecho con los recuerdos de su oscuro pasado. También me pregunto si estarán junto al amor que decía profesarme.
Entre tanto, mi mente se quiebra y retuerce con su recuerdo, anhelando un segundo, un suspiro más a su lado antes de que todo se fuese a la mierda. Pero las ruinas de nuestro mundo siguen ahí, y las cosas no iban a cambiar por mucho que lo deseara.
Me gustaría poder soñar cosas bonitas para no vivir en esta pesadilla.
Pero los sueños habían hablado, y aunque el futuro puede estar sujeto a cambios, los mitos griegos nos enseñaron que no puedes huir del destino que te marcan los dioses.