Las palabras nos destruyen. Nos crean, nos construyen. A veces digo palabras por decir, hablo por hablar, para llenar de extraños sonidos el silencio que me llena la nada, de humo y polvo que cubren mis sueños.
A veces me siento tan vacía por dentro que no se si el silencio llega a llenar la nada con su ausencia de palabras.
A veces me gustaría soltarlo todo, para no callarme, para llorar sin que se derramaran las lágrimas.
Por eso me quedo en silencio, observando, mirando a mi alrededor esperando que algo, por muy pequeño que sea, suceda y lo cambie todo.
Es entonces cuando el silencio de mi cabeza estalla en voces y gritos, culpándome de haberlo hecho todo mal, de haberme equivocado. Recordándome que el silencio no es la ausencia del dolor, sino que es solo un calmante temporal. Que las cosas pasan, aunque yo no reaccione. Que el vacío es cada vez mas grande y silencioso, y que soy yo la que no responde, la que se queda en silencio y no se da cuenta, de que le he perdido...
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